Sunlight
Una historia de Amor un tanto diferente en un planeta recóndito llamado Tierra
Una historia de Amor un tanto diferente en un planeta recóndito llamado Tierra
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Cada mañana, al despuntar el alba se asomaba en el horizonte una silueta de luz, Sunlight...
Sunlight era un espíritu encerrado en un rayo de luz solar... cada día observaba al ser humano triunfar, fracasar, crear, destruir, amar...
El sueño de Sunlight era el amor, su espíritu, la luz del sol.
Todos los días justo antes de que concluyera el atardecer miraba al horizonte, y lo veía... sereno, solo, disperso... Moonlight, un amor imposible.
Un día, aun sin atardecer, mientras observaba la civilización, en uno de los pueblos dela Tierra vio a un joven recostado en el pasto, mirando al cielo. Al joven no le molestaba en absoluto el brillo del sol, su mirada parecía dirigida a ella. Sorprendida ella miró con detenimiento los ojos del joven, y en su interior algo le llamó la atención, un brillo peculiar.
Cada amanecer, estaba el joven en el mismo lugar recostado, mirando al cielo hasta el atardecer.
Ella sentía que debía hablarle, pero su timidez le ganaba. Se preguntaba: ¿será que estoy enamorada, pues no miro más otra cosa que los ojos de ese joven? ¿como decirle al hombre que un instante con su mirada hipnotizó a la luz del sol?
Había algo en el brillo de sus ojos que llenaba su corazón de alegría, pasión, fuerza, alma, amor; que derretía los rayos solares.
Con cada amanecer se veía una nueva Sunlight, que renacía en el firmamento, sus cabellos dorados y sus labios carmín llamaban al joven cada mañana, y, al anochecer se despedía, sangrando en el cielo una herida que sólo durante la noche duraba.
Y habló, venciendo su miedo. una tarde antes de finalizar la jornada. Lo miro a los ojos y le dijo: algo en ti, hombre, me ha atrapado, paso por aquí cada día sin dejar de mirarte.. Él aparentemente poco sorprendido por la voz que oyó, gritó: Te he visto, Sunlight, desde tu amanecer en mi pueblo, hasta el final del día, no puedo dejar de observar tu belleza, deseo desde lo mas hondo, encontrar una mujer como tú en la tierra... y el sol desapareció en el horizonte...
Al día siguiente, apenas despuntó el alba, con el primer rayo de luz... Alzó su mirada al cielo, con destellos de melancolía en los ojos, y bajo el tenue brillo de la luna, que aún se apreciaba a lo lejos logró divisar, muy cerca del horizonte el fugaz destello del lucero.
Recordó el nombre de alguien de quien se decía que podía conceder cualquier deseo Starlight. Starlight vivía en el lucero, por lo que la mayoría de las veces no la veía:
- Starlight, con toda mi alma, ahora llena de añoranza, pido transfórmame en humana para que esto, si es amor, sobresalga, perdure y viva durante las mañanas, las tardes, las noches y madrugadas, de lo profundo de mi corazón deseo eso, deseo poder vivir el amor como ellos lo hacen...
Starlight dijo:
- No puedo concederte el deseo, a menos que decidas abandonar tu vida actual, jamás volverás al sol, jamás recuperaras esta vida que llevas y nuca volverás al cielo, y no podré concederte jamás otro deseo...
De nuevo Sunlight recalcó...
- Lo deseo sí, Starlight, mi vida no valdrá nada sino hasta conocer el amor verdadero...
- Tu deseo te es concedido... dijo la guardiana del lucero antes de desaparecer en la claridad de la mañana...
El joven estaba en el mismo lugar donde el se recostaba todas las mañanas a mirar al cielo y luego cuando estaba bajando el sol, él se sentó y vio, justo a su lado, una hermosa chica, echada en el pasto junto a él, mirando hacia la tierra.
Ella volteó la cabeza lentamente cuando él preguntó con voz amable y gentil:- "que haces?".
Cuando ella lo vio, se levantó y le dijo: - El destino me ha traído hasta aquí, para encontrarme con un joven, Es contigo?.
Él se levantó y respondió: No lo sé-
Subió la mirada hacia el cielo, y luego la miró y dijo: El sol hoy ya no fue el mismo, le faltó algo de belleza...
Y cuando la vio a los ojos dijo: Esos ojos miel son como los de un sueño que tuve, era en el cielo un rostro con los mismos ojos como los que veo en ti ahora y una voz cálida, susurrada en el viento...
- Si, era yo, en el cielo, y eran mis palabras en el viento - Interrumpió ella.
En ese momento ella se dio cuenta que caía la noche, el miedo la invadió, miedo a tener que ir nuevamente a su trayecto, volteó a mirar el anochecer. Y el sol se ocultó por completo en el horizonte, y ella aún estaba allí, y el miedo cambio a alivio.
Volviendo nuevamente la mirada al joven, quedó por el camino observando maravillada por primera vez hacia el cielo nocturno, vio las estrellas y la luna, que antes era solo una mancha en el atardecer.
Recordó entonces a Moonlight, el brillo tenue y pequeño , pero tenaz y triunfal ahora ya de noche. A lo lejos, pero ahora mas de cerca, pudo al fin apreciar enteramente a su antiguo gran amor, y mirando con melancolía al brillo aquel, recordó que aún lo amaba... y recordó que siempre lo amó... siempre... mas no podía ya volver.
El joven observaba en silencio las reacciones de la chica, quien parecía hipnotizada por el inusual brillo de la luna, perdida en el tiempo y el espacio.
Él miró sus labios ahora atenuados a rosado por el sutil brillo nocturno. Sin poder controlar sus instintos se acercó y le robó un beso.
La chica despertó de su trance, y furiosa por el arrebato, clavó sus ojos en los de él, entonces vio aquel brillo que en la lejanía se observaba, pero ahora mas de cerca pudo apreciarlo mejor.
Observado detenidamente se dio cuenta que el brillo en la luna era sólo el reflejo del brillo de su amor en los ojos del Joven.
Sunlight era un espíritu encerrado en un rayo de luz solar... cada día observaba al ser humano triunfar, fracasar, crear, destruir, amar...
El sueño de Sunlight era el amor, su espíritu, la luz del sol.
Todos los días justo antes de que concluyera el atardecer miraba al horizonte, y lo veía... sereno, solo, disperso... Moonlight, un amor imposible.
Un día, aun sin atardecer, mientras observaba la civilización, en uno de los pueblos de
Cada amanecer, estaba el joven en el mismo lugar recostado, mirando al cielo hasta el atardecer.
Ella sentía que debía hablarle, pero su timidez le ganaba. Se preguntaba: ¿será que estoy enamorada, pues no miro más otra cosa que los ojos de ese joven? ¿como decirle al hombre que un instante con su mirada hipnotizó a la luz del sol?
Había algo en el brillo de sus ojos que llenaba su corazón de alegría, pasión, fuerza, alma, amor; que derretía los rayos solares.
Con cada amanecer se veía una nueva Sunlight, que renacía en el firmamento, sus cabellos dorados y sus labios carmín llamaban al joven cada mañana, y, al anochecer se despedía, sangrando en el cielo una herida que sólo durante la noche duraba.
Y habló, venciendo su miedo. una tarde antes de finalizar la jornada. Lo miro a los ojos y le dijo: algo en ti, hombre, me ha atrapado, paso por aquí cada día sin dejar de mirarte.. Él aparentemente poco sorprendido por la voz que oyó, gritó: Te he visto, Sunlight, desde tu amanecer en mi pueblo, hasta el final del día, no puedo dejar de observar tu belleza, deseo desde lo mas hondo, encontrar una mujer como tú en la tierra... y el sol desapareció en el horizonte...
Al día siguiente, apenas despuntó el alba, con el primer rayo de luz... Alzó su mirada al cielo, con destellos de melancolía en los ojos, y bajo el tenue brillo de la luna, que aún se apreciaba a lo lejos logró divisar, muy cerca del horizonte el fugaz destello del lucero.
Recordó el nombre de alguien de quien se decía que podía conceder cualquier deseo Starlight. Starlight vivía en el lucero, por lo que la mayoría de las veces no la veía:
- Starlight, con toda mi alma, ahora llena de añoranza, pido transfórmame en humana para que esto, si es amor, sobresalga, perdure y viva durante las mañanas, las tardes, las noches y madrugadas, de lo profundo de mi corazón deseo eso, deseo poder vivir el amor como ellos lo hacen...
Starlight dijo:
- No puedo concederte el deseo, a menos que decidas abandonar tu vida actual, jamás volverás al sol, jamás recuperaras esta vida que llevas y nuca volverás al cielo, y no podré concederte jamás otro deseo...
De nuevo Sunlight recalcó...
- Lo deseo sí, Starlight, mi vida no valdrá nada sino hasta conocer el amor verdadero...
- Tu deseo te es concedido... dijo la guardiana del lucero antes de desaparecer en la claridad de la mañana...
El joven estaba en el mismo lugar donde el se recostaba todas las mañanas a mirar al cielo y luego cuando estaba bajando el sol, él se sentó y vio, justo a su lado, una hermosa chica, echada en el pasto junto a él, mirando hacia la tierra.
Ella volteó la cabeza lentamente cuando él preguntó con voz amable y gentil:- "que haces?".
Cuando ella lo vio, se levantó y le dijo: - El destino me ha traído hasta aquí, para encontrarme con un joven, Es contigo?.
Él se levantó y respondió: No lo sé-
Subió la mirada hacia el cielo, y luego la miró y dijo: El sol hoy ya no fue el mismo, le faltó algo de belleza...
Y cuando la vio a los ojos dijo: Esos ojos miel son como los de un sueño que tuve, era en el cielo un rostro con los mismos ojos como los que veo en ti ahora y una voz cálida, susurrada en el viento...
- Si, era yo, en el cielo, y eran mis palabras en el viento - Interrumpió ella.
En ese momento ella se dio cuenta que caía la noche, el miedo la invadió, miedo a tener que ir nuevamente a su trayecto, volteó a mirar el anochecer. Y el sol se ocultó por completo en el horizonte, y ella aún estaba allí, y el miedo cambio a alivio.
Volviendo nuevamente la mirada al joven, quedó por el camino observando maravillada por primera vez hacia el cielo nocturno, vio las estrellas y la luna, que antes era solo una mancha en el atardecer.
Recordó entonces a Moonlight, el brillo tenue y pequeño , pero tenaz y triunfal ahora ya de noche. A lo lejos, pero ahora mas de cerca, pudo al fin apreciar enteramente a su antiguo gran amor, y mirando con melancolía al brillo aquel, recordó que aún lo amaba... y recordó que siempre lo amó... siempre... mas no podía ya volver.
El joven observaba en silencio las reacciones de la chica, quien parecía hipnotizada por el inusual brillo de la luna, perdida en el tiempo y el espacio.
Él miró sus labios ahora atenuados a rosado por el sutil brillo nocturno. Sin poder controlar sus instintos se acercó y le robó un beso.
La chica despertó de su trance, y furiosa por el arrebato, clavó sus ojos en los de él, entonces vio aquel brillo que en la lejanía se observaba, pero ahora mas de cerca pudo apreciarlo mejor.
Observado detenidamente se dio cuenta que el brillo en la luna era sólo el reflejo del brillo de su amor en los ojos del Joven.
By NMW